Eran ya las dos de la mañana, y alguien estaba llamando por teléfono a mi casa. Mis padres estaban tan cansados que ni oyeron el teléfono, Yo lo cogí, pregunté quién era y me dijeron que mirara en el armario. Así que me levanté, encendí la luz, abrí el armario y encontré toda mi ropa llena de sangre. Pregunté que por qué estaba así mi ropa. No contestaron y se oyeron gritos... De repente, volvió a sonar lo cogí y era mi abuela preguntando qué tal estaba... Había sido un sueño.
Erika Luna
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