¡Oh Dios! Muerto estoy, el pánico y el terror me han dominado, veo esa sombra buscándome para llevarme al inframundo. ¡Oh no! Sus ojos rojos, lo estoy viendo. Quieto estoy; a mi hermano lo mismo le ocurrió y por moverse lo encontró.
En la oscuridad estoy, veo su aliento desesperado tras de mí. Escucho sus pasos, parece un lobo o quizás un centauro o un fauno, es horrible detrás de su paso deja llanto y desesperación.
- “Charles, Charles” está susurrando, se vuelve hacia mí, me ha visto, empiezo a correr, me caigo. ¡Oh no! Está detrás otra vez, éste es mi fin. ¡Odín rescátame, no dejes que este infame me coma mi cara!
No lo podía creer, entre la oscuridad y la niebla la espada de Odín ilumina el lugar. Ahora corro, me coge la pierna, pero velozmente y sin pensarlo... gotas de sangre caen. ¡Lo he matado! ¡Lo he vencido! y Odín me ha ayudado.
Génesis Yélamo
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