Pedro iba caminando tranquilamente por el parque y de pronto
una niebla lo volvió todo oscuro. En ese
momento un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, desde la cabeza a los pies.
Pedro se quedó atónito al oír unas voces que le susurraban: -138.425-
Después oyó a la misma voz que decía su nombre sin parar, la
voz era cada vez más y más fuerte. Sus piernas no obedecían a su deseo de salir corriendo de allí. En ese
instante Pedro notó una mano húmeda en su hombro. Cada vez estaba más
aterrorizado, casi no podía respirar, su corazón le iba a estallar y de repente
se dio cuenta de que ¡Estaba en clase de mates!
Pedro que todavía estaba en shock vio a su amigo Sergio
soplándole que 138.425 era divisible por 5.
Miguel Lanero 2º C
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