Siempre me dio miedo la
oscuridad.
Una fría tarde de invierno
en mi vieja casa del pueblo, me quedé solo. Mi familia se había ido.
Al principio todo iba
bien, pero el viento comenzó a soplar y la casa cobró vida; se oían gemidos en
la buhardilla y lamentos en la planta baja.
La tormenta iba en aumento
y mi corazón comenzó a latir con fuerza. De repente ñla luz se apagó, se oyeron
ruidos en la escalera. Los ruidos se acercaban más y más. Un sudor frío me
cubrió y mi corazón estaba a punto de estallar.
Cuando ya no podía más. Dos
ojos brillantes aparecieron en la puerta.
SERGIO LAPRESTA HERRER de
2º de ESO B
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